Joan Manuel Serrat
								
				
				Hoy puede ser un gran día
Hoy puede ser un gran día,
plantéatelo así,
aprovecharlo o que pase de largo,
depende en parte de ti.
Dale el día libre a la experiencia
para comenzar,
y recíbelo como si fuera
fiesta de guardar.
No consientas que se esfume,
asómate y consume la vida a granel.
Hoy puede ser un gran día,
duro con él.
Hoy puede ser un gran día
donde todo está por descubrir,
si lo empleas como el último
que te toca vivir.
Saca de paseo a tus instintos
y ventílalos al sol,
y no dosifiques los placeres,
si puedes, derróchalos.
Si la rutina te aplasta
dile que ya basta de mediocridad,
hoy puede ser un gran día
date una oportunidad.
Hoy puede ser un gran día
imposible de recuperar,
un ejemplar único,
no lo dejes escapar.
Que todo cuanto te rodea
lo han puesto para ti,
no lo mires desde la ventana
y siéntate al festín.
Pelea por lo que quieres
y no desesperes si algo no anda bien,
Hoy puede ser un gran día,
¡y mañana también!  
Manuel
Le llamaban Manuel, nació en España, 
su casa era de barro, de barro y caña.
Las tierras del señor humedecían
su sudor y su llanto, día tras día.
Mendigo a jornal fijo como él no hubo 
entre olivos y trigos, por un mendrugo.
Su casa era de barro, de barro y caña,
le llamaban Manuel, nació en España.
Le llamaban Manuel, nació en España,
su mundo era otro mundo, tras la montaña.
Del amo eran las tierras, camino abajo
las moras y las flores de los ribazos.
La mula y los arreos, el pan y el vino,
los árboles, las piedras y los caminos.
Su mundo era otro mundo, tras la montaña,
le llamaban Manuel, nació en España.
Le llamaban Manuel, nació en España,
ella guardaba un hijo en sus entrañas.
Nunca nada fue suyo, nada tuvieron,
por eso lloró tanto cuando murieron.
Él con sus propias manos cavó la fosa
sepultando sus sueños junto a la esposa.
Ella guardaba un hijo en sus entrañas.
Le llamaban Manuel, nació en España.
Le llamaban Manuel, nació en España,
le vieron alejarse una mañana.
Del amo era el olivo donde lo hallaron
y la soga de esparto que desataron.
Y el pedazo de tierra donde hoy se pudre
y el trigo que en la tierra se tumba cubre.
La vieron alejarse una mañana.
Le llamaban Manuel, nació en España.  
Mi niñez
Tenía diez años y un gato 
peludo, funámbulo y necio 
que me esperaba en los alambres del patio 
a la vuelta del colegio. 
Tenía un balcón con albahaca 
y un ejército de botones 
y un tren con vagones de lata 
roto entre dos estaciones. 
Tenía un cielo azul y un jardín de adoquines 
y una historia a quemar temblándome en la piel. 
Era un bello jinete 
sobre mi patinete 
burlando cada esquina 
como una golondrina 
sin nada que olvidar 
porque ayer aprendí a volar, 
perdiendo el tiempo de cara al mar. 
Tenía una casa sombría, 
que madre vistió de ternura 
y una almohada que hablaba y sabía 
de mi ambición de ser cura. 
Tenía un canario amarillo 
que sólo trinaba su pena 
oyendo aquel viejo organillo 
o mi radio de galena. 
Y en julio, en Aragón, tenía un pueblecillo 
una acequia, un establo y unas ruinas al sol. 
Al viento los ombligos 
volaban cuatro amigos 
picados de viruela 
y huérfanos de escuela, 
robando uva y maíz 
chupando caña y regaliz. 
Creo que entonces yo era feliz. 
Tenía cuatro Sacramentos 
y un ángel de la guarda amigo 
y un "Paris Hollywood" prestado y mugriento 
escondido entre mis libros. 
Tenía una novia morena 
que abrió a la luna mis sentidos 
jugando los juegos prohibidos 
a la sombra de una higuera. 
Crucé por la niñez imitando a mi hermano. 
Descerrajando el viento y apedreando el sol. 
Mi madre crió canas 
pespunteando pijamas, 
mi padre se hizo viejo 
sin mirarse al espejo, 
y mi hermano se fue 
de casa, por primera vez. 
Y ¿dónde fue mi niñez?  
Mediterráneo
Quizás porque mi niñez 
sigue jugando en tu playa 
y escondido tras las cañas 
duerme mi primer amor, 
llevo tu luz y tu olor 
por dondequiera que vaya, 
y amontonado en tu arena 
guardo amor, juegos y penas.
Yo, que en la piel tengo el sabor 
amargo del llanto eterno 
que han vertido en ti cien pueblos 
de Algeciras a Estambul 
para que pintes de azul 
sus largas noches de invierno. 
A fuerza de desventuras, 
tu alma es profunda y oscura. 
A tus atardeceres rojos 
se acostumbraron mis ojos 
como el recodo al camino. 
Soy cantor, soy embustero, 
me gusta el juego y el vino, 
Tengo alma de marinero. 
Qué le voy a hacer, si yo 
nací en el Mediterráneo. 
Y te acercas, y te vas 
después de besar mi aldea. 
Jugando con la marea 
te vas, pensando en volver. 
Eres como una mujer 
perfumadita de brea 
que se añora y se quiere 
que se conoce y se teme. 
Ay, si un día para mi mal 
viene a buscarme la parca. 
Empujad al mar mi barca 
con un levante otoñal 
y dejad que el temporal 
desguace sus alas blancas. 
Y a mí enterradme sin duelo 
entre la playa y el cielo... 
En la ladera de un monte, 
más alto que el horizonte. 
Quiero tener buena vista. 
Mi cuerpo será camino, 
le daré verde a los pinos 
y amarillo a la genista. 
Cerca del mar. Porque yo 
nací en el Mediterráneo.  
Soneto a mamá
No es que no vuelva porque me he olvidado
de tu olor a tomillo y a cocina,
De lejos, dicen que se ve más claro,
que no es igual quien anda y quien camina.
Y supe que el amor tiene ojos verdes, 
que cuatro palos tiene la baraja,
que nunca vuelve aquello que se pierde
y la marea sube y luego baja.
Supe que lo sencillo no es lo necio,
que no hay que confundir valor y precio
y un manjar puede ser cualquier bocado
Si el horizonte es luz y el rumbo un beso,
no es que no vuelva porque te he olvidado....
es que perdí el camino de regreso,
Mamá....  
A quien corresponda
Un servidor 
Joan Manuel Serrat, 
casado, mayor de edad, 
vecino de Camprodón, Girona.
Hijo de Ángeles y de Josep, 
de profesión cantautor 
y natural de Barcelona,
según obra
en el registro civil, 
hoy, lunes, 20 de Abril de 1981
con las fuerzas de que dispone
atentamente expone
dos puntos:
Que las manzanas no huelen
que nadie conoce al vecino,
que a los viejos se les aparta
pues de habernos servido bien.
Que el mar está agonizando
que no hay quien confíe en su hermano,
que la tierra cayó en manos
de unos locos con carnet.
Que el mundo es de peaje y experimental,
que todo es desechable y provisional.
Que no nos salen las cuentas,
que las reformas nunca se acaban,
que llegamos siempre tarde,
donde nunca pasa nada.
Por eso
y muchas deficiencias más,
que en un anexo se especifican,
sin que sirva de precedente,
respetuosamente
suplica
Se sirva tomar medidas
y llamar al orden a esos chapuceros,
que lo dejan todo perdido 
en nombre del personal.
Pero hágalo urgentemente
para que no sean necesarios,
mas héroes ni mas milagros
para adecentar el local.
No hay otro tiempo que el que nos ha tocado,
acláreles quién manda y quién es el mandado.
Y si no tuviera en su mano
poner coto a tales desmanes,
mándeles copiar cien veces
"esas cosas no se hacen".
Gracia que espera merecer
del recto proceder,
de quien no suele llamarse a engaño,
a quien Dios guarde muchos años, Amén.  
A usted
A usted que corre tras el éxito
ejecutivo de película,
hombre agresivo y enérgico
con ambiciones políticas.
A usted que es un hombre práctico
y reside en un piso céntrico,
regando flores de plástico
y pendiente del teléfono.
A usted que sabe de números
y consta en más de un nómina,
que ya es todo un energúmeno
con una posición sólida.
¿No le gustaría
no ir mañana a trabajar
y no pedirle a nadie excusas,
para jugar al juego
que mejor juega
y que más le gusta?
¿No le gustaría
ser capaz de renunciar 
a todas sus pertenencias,
y ganar la libertad 
y el tiempo que pierde
en defenderlas?
¿No le gustaría
dejar de mandar al prójimo,
para exigir
que nadie lo mande lo mas mínimo?
¿No le gustaría acaso
vencer la tentación,
sucumbiendo de lleno 
en sus brazos...?
Antes que les den el pésame
a sus deudos, entre lágrimas,
por su irreparable pérdida
y lo archiven bajo una lápida.
¿No le gustaría
no ir mañana a trabajar
y no pedirle a nadie excusas,
para jugar al juego
que mejor juega
y que más le gusta?
¿No le gustaría
ser capaz de renunciar 
a todas sus pertenencias,
y ganar la libertad 
y el tiempo que pierde
en defenderlas?
¿No le gustaría
dejar de mandar al prójimo,
para exigir
que nadie lo mande lo mas mínimo?
¿No le gustaría acaso
vencer la tentación,
sucumbiendo de lleno 
en sus brazos...?  
Esos locos bajitos
A menudo los hijos se nos parecen, 
así nos dan la primera satisfacción; 
esos que se menean con nuestros gestos, 
echando mano a cuanto hay a su alrededor. 
Esos locos bajitos que se incorporan 
con los ojos abiertos de par en par, 
sin respeto al horario ni a las costumbres 
y a los que, por su bien, hay que domesticar. 
Niño, 
deja ya de joder con la pelota. 
que eso no se dice, 
que eso no se hace, 
que eso no se toca. 
Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma, 
nuestros rencores y nuestro porvenir. 
Por eso nos parece que son de goma 
y que les bastan nuestros cuentos 
para dormir. 
Nos empeñamos en dirigir sus vidas 
sin saber el oficio y sin vocación. 
Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones 
con la leche templada 
y en cada canción. 
Niño, 
deja ya de joder con la pelota. 
que eso no se dice, 
que eso no se hace, 
que eso no se toca. 
Nada ni nadie puede impedir que sufran, 
que las agujas avancen en el reloj, 
que decidan por ellos, que se equivoquen, 
que crezcan y que un día 
nos digan adiós.  
Penélope
Penélope 
Con su bolso de piel marrón. 
Y sus zapatos de tacón. 
Y su vestido de domingo. 
Penélope, 
se sienta en un banco en el andén. 
Y espera que llegue el primer tren. 
Meneando el abanico. 
Dicen en el pueblo, que un caminante paró 
su reloj 
una tarde de primavera. 
Adiós, amor mío, no me llores, volveré 
antes que 
de los sauces caigan las hojas. 
Piensa en mí 
volveré 
por ti. 
Pobre infeliz 
se paró tu reloj infantil 
una tarde plomiza de abril 
cuando se fue tu amante. 
Se marchitó 
en tu huerto hasta la última flor. 
No hay un sauce en la calle mayor 
para Penélope. 
Penélope 
tristes a fuerza de esperar 
sus ojos parecen brillar 
si un tren silba a lo lejos. 
Penélope 
uno tras otro los ve pasar, 
mira sus caras, les oye hablar, 
para ella son muñecos. 
Dicen en el pueblo que el caminante volvió 
la encontró 
en su banco de pino verde. 
La llamó Penélope, mi amante fiel, mi paz 
deja ya 
de tejer sueños en tu mente. 
Mírame 
soy tu amor, 
regresé... 
Le sonrió 
con los ojos llenitos de ayer. 
No era así su cara, ni su piel 
tú no eres quien yo espero 
y se quedó 
con su bolso de piel marrón 
y sus zapatitos de tacón 
sentada en la estación. 
Penélope....  
Algo personal
Probablemente en su pueblo 
se les recordará 
como cachorros de buenas personas 
que hurtaban flores 
para regalar a su mamá 
y daban de comer a las palomas. 
Probablemente que todo eso debe ser verdad 
aunque es más turbio; 
cómo y de qué manera 
llegaron esos individuos 
a ser lo que son 
ni a quien sirven 
cuando alzan las banderas. 
Hombres de paja 
que usan la colonia y el honor 
para ocultar oscuras intensiones 
tienen doble vida, son sicarios del mal. 
Entre esos tipos y yo 
hay algo personal. 
Rodeados de protocolo, 
comitiva y seguridad 
viajan de incógnito en autos blindados 
a sembrar calumnias, 
a mentir con naturalidad 
a colgar en las escuelas 
su retrato. 
Se gastan más de lo que tienen 
en coleccionar espías, 
listas negras y arsenales. 
Resulta bochornoso verles fanfarronear 
a ver quién es el que 
la tiene más grande. 
Se arman hasta los dientes 
en el nombre de la paz 
juegan con cosas que no tienen repuesto 
y la culpa es de el otro 
si algo les sale mal. 
Entre esos tipos y yo 
hay algo personal. 
Y como quien en la cosa 
nada tiene que perder 
pulsan la alarma y rompen las promesas. 
Y en nombre de quien no tienen 
el gusto de conocer 
nos ponen la pistola en la cabeza. 
Se agarran de los pelos 
pero para no ensuciar 
van a cagar a casa de otra gente 
y experimentan nuevos métodos 
de masacrar, sofisticados 
y a la vez convincentes. 
No conocen ni a su padre 
cuando pierden el control 
ni recuerdan que en el mundo hay niños 
nos niegan a todos 
el pan y la sal. 
Entre esos tipos y yo 
hay algo personal. 
Pero eso sí, los sicarios 
no pierden ocasión 
de declarar públicamente 
su empeño en propiciar 
un día luego de franca distensión 
que les permita hallar un marco previo. 
Que garantice unas premisas mínimas, 
que faciliten crear los resortes, 
que impulsen un punto de partida 
sólido y capaz de este a oeste 
y de sur a norte 
donde establecer las bases 
de un tratado de amistad 
que contribuya a poner los cimientos 
de una plataforma donde edificar 
un hermoso futuro de amor y paz.  
Bienaventurados
La vida te la dan 
pero no te la regalan. 
La vida se paga 
por más que te apene. 
Así ha sido desde que 
Dios echó al hombre del Edén, 
por confundir 
lo que está bien 
con lo que le conviene. 
Si a plazos o al contado 
la vida pasa factura 
rebana y apura 
hasta las migajas. 
Que si en cada alegría 
hay una amargura 
todo infortunio esconde alguna ventaja. 
Bienaventurados los necios 
que se arriesgan a prestar consejos 
porque serán sabios a costa 
de los errores ajenos. 
Bienaventurados los pobres 
porque saben, con certeza, 
que no ha de quererles nadie por sus riquezas. 
Bienaventurados los adictos a emociones fuertes 
porque corren buenos tiempos para la gente marchosa. 
Bienaventurados los dueños del poder y la gloria 
porque pueden informarnos de que va la cosa. 
Bienaventurados los que alcancen la cima 
porque será cuesta abajo el resto del camino. 
Bienaventurados los que catan el fracaso 
porque reconocerán a sus amigos. 
En cualquier circunstancia 
por lastimosa que sea 
busca la manera 
de comer perdices 
que a pesar de lo alto que 
nos coloquen el listón, 
hay que brincar 
con la intención 
de ser felices. 
Bienaventurados los castos 
porque tienen la gracia divina 
y la ocasión de dejar de serlo 
a la vuelta de la esquina. 
Bienaventurados los que aman 
porque tienen a su alcance 
más de un cincuenta por ciento de un gran romance. 
Bienaventurados los que están en el fondo del pozo 
porque de ahí en adelante 
sólo cabe ir mejorando. 
Bienaventurados los que presumen de sus redaños 
porque tendrán ocasiones 
para demostrarlo. 
Bienaventurados los que contrajeron deudas 
porque alguna vez, alguien hizo algo por ellos. 
Bienaventurados los que lo tienen claro 
porque de ellos es el reino de los ciegos.  
Detrás, está la gente
Detrás de los héroes y de los titanes, 
detrás de las gestas de la humanidad 
y de las medallas de los generales. 
Detrás de la Estatua de la Libertad. 
Detrás de los himnos y de las banderas. 
Detrás de la hoguera de la Inquisición. 
Detrás de las cifras y de los rascacielos. 
Detrás de los anuncios de neón. 
Detrás, está la gente 
con sus pequeños temas, 
sus pequeños problemas, 
sus pequeños amores. 
Con sus pequeños sueldos, 
sus pequeñas campañas, 
sus pequeñas hazañas, 
y sus pequeños errores. 
Detrás del Quijote y de Corín Tellado, 
de Miss Universo y del Escorial. 
Detrás de Hiroshima y del Vaticano, 
detrás de la víctima y del criminal. 
Detrás de la mafia y de la policía. 
detrás del Mesías y de Wall Street. 
Detrás del Columbia y de la heroína. 
detrás de Goliat y de David. 
Cada uno a su manera 
cada quien con sus modos, 
detrás estamos todos, 
usted, yo y el de enfrente. 
Detrás de cada fecha, 
detrás de cada cosa, 
con su espina y su rosa 
detrás, está la gente.  
Toca madera
Nada tienes que temer
al mal tiempo buena cara,
la constitución te ampara,
la justicia te defiende,
la policía te guarda,
el sindicato te apoya,
el sistema te respalda
y los pajaritos cantan
y las nubes se levantan.
Cruza los dedos
toca madera,
no pases por debajo de esa escalera
evita el trece,
y al gato negro
no te levantes 
con el pie izquierdo.
Y métete en el bolsillo
envuelta en tu carta astral
una pata de conejo,
por si se quiebra un espejo
o se derrama la sal.
Y vigila el horóscopo
y el biorritmo,
ni se te ocurra vestirte de amarillo,
y si a pesar de todo
la vida te cuelga
el no hay billetes,
recuerda que pisar mierda
trae buena suerte.
Nada tienes que temer
arriba los corazones,
nada tienes que temer
pero nunca están de más 
ciertas precauciones,
cruza los dedos, toca madera
no pases por debajo de esa escalera
y evita el trece y al gato negro,
no te levantes con el pie izquierdo.
Que también hacen la siesta
los árbitros y los jueces,
con tu olivo y tu paloma
camina por la maroma
entre el amor y la muerte.
Y vigila el horóscopo
y el biorritmo,
ni se te ocurra vestirte de amarillo,
y si a pesar de todo
la vida te cuelga
el no hay billetes,
recuerda que pisar mierda
trae buena suerte.
Y ajústate los machos,
respira hondo,
traga saliva,
toma carrera,
y abre la puerta,
sal a la calle,
cruza los dedos,
toca madera.  
El hombre y el agua
Si el hombre es un sueño
el agua es el rumbo,
si el hombre es un pueblo
el agua es el mundo.
Si el hombre es recuerdo
el agua es memoria,
si el hombre esta vivo
el agua es la vida.
Si el hombre es un niño 
el agua es Paris,
si el hombre la pisa
el agua salpica
cuídala como cuida ella de ti.
Brinca, moja, vuela, lava,
agua que vienes y vas.
Río, espuma, lluvia, niebla,
nube, fuente, hielo, mar.
Agua, barro en el camino,
agua que esculpes paisajes,
agua que mueves molinos,
agua que me da sed nombrarte,
agua que le puedes al fuego,
agua que agujereas la piedra,
agua que estas en los cielos
como en la tierra.
Brinca, moja, vuela, lava,
agua que vienes y vas.
Río, espuma, lluvia, niebla,
nube, fuente, hielo, mar.  
Utopía
Se echó al monte la utopía
perseguida por lebreles 
que se criaron en sus rodillas, 
y que al no poder seguir su paso 
la traicionaron, y hoy funcionarios
del negociado de sueños, dentro de un orden
son partidarios de capar 
al cochino para que engorde.
¡Ay! Utopía, 
cabalgadura que nos vuelve 
gigantes en miniatura.
¡Ay! Utopía,
dulce como el pan nuestro
de cada día.
Quieren prender a la aurora
porque llena la cabeza de pajaritos,
embaucadora que encandila 
a los ilusos y a los benditos,
por hechicera,
que hace que el ciego vea y el mudo hable,
por subversiva,
de los que está mandado, mande quien mande.
¡Ay! Utopía
incorregible que no tiene 
bastante de lo posible.
¡Ay! Utopía
que levanta huracanes
de rebeldía.
Quieren ponerle cadenas,
pero, quien ¿es quien pone puertas al monte?
no pases pena,
que antes que lleguen los perros, 
será un buen hombre el que la encuentre,
y la cuide hasta que lleguen mejores días.
Sin utopía...
la vida sería un ensayo para la muerte.
¡Ay! Utopía,
¡cómo te quiero!
porque les alborotas el gallinero.
¡Ay! Utopía,
que alumbras los candiles
del nuevo día.  
Niño silvestre
Hijo del cerro presagio de mala muerte,
niño silvestre
que acechando la acera viene y va.
Niño de nadie
que buscándose la vida,
desluce la avenida
y le da mala fama a la ciudad.
Recién nacido
con la inocencia amputada,
que en la manada
redime su pecado de existir.
Niño sin niño
indefenso y asustado,
que aprende a fuerza de palos
como las bestias a sobrevivir.
Niño silvestre
lustrabotas y ratero
se vende a piezas o entero,
como onza de chocolate.
Ronda la calle
mientras el día la ronde,
que por la noche se esconde
para que no le maten.
Y si la suerte
por llamarlo de algún modo,
ahuyenta al lobo,
y le alarga la vida un poco más.
Si el pegamento
no le pudre los pulmones,
si escapa de los matones,
si sobrevive al látigo, 
quizás llegue hasta viejo
entre cárceles y fierros,
sembrando el cerro
de más niños silvestres, al azar.
Y cualquier noche
en un trabajo de limpieza
le vuele la cabeza
a alguno de ellos sin pestañear.  
La gente va muy bien
La gente va muy bien 
en cualquier acto público,
para llenar la cancha
y hacer la ola.
La gente va muy bien 
para ilustrar catálogos,
para consumir mitos
y seguir la moda.
La gente va muy bien 
para construir pirámides,
para tirar del carro
y hacer el amor.
La gente va muy bien 
para formar ejércitos,
y para dar ambiente
¡viva la gente!
La gente va muy bien 
para contarles cuentos,
para darles porrazos
y venderles ungüentos.
La gente va muy bien....
la gente va muy bien,
para decir que "si"
para decir "amén"
La gente va muy bien 
como ejemplo de bípedo,
que llora, se enamora
y usa zapatos.
La gente va muy bien
para suscribir pólizas,
acatar las consignas
y pagar el pato.
La gente va muy bien
como dato estadístico,
anónimos comparsas
de este culebrón.
La gente va muy bien 
yo puedo asegurárselo,
conozco a esos plebeyos...
¡soy uno de ellos!
La gente va muy bien 
para aplaudir al jefe,
animar el paisaje
y preservar la especie.
La gente va muy bien....
la gente va muy bien,
para decir que "si"
para decir "amén"
La gente va muy bien...
la gente va muy bien,
la gente va muy bien...
pero que muy bien.
La gente va muy bien 
para decir que "si"
Y por eso también...
La gente va muy bien 
para enjugar las lágrimas,
para darse un abrazo
y entrar en calor.
La gente va muy bien 
para vencer obstáculos,
para darnos sorpresas,
recobrar la memoria
y emplear la cabeza,
para cambiar la historia
y unidos buscar el camino 
que lleva al Edén,
la gente va muy bien.  
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